domingo, 19 de abril de 2015

¡CÓMO DUELEN LOS ÑOÑOS CON LOS TACONES!


Angustias tomó su cuaderno, regalo entrañable y artesano, y escribió:
Apenas faltaban  cinco minutos para que concluyera la actuación previa a la de Alberto que, junto al grupo de amigos con el que desgranaba las horas del ocio, sumaría un grano de arena en la recaudación de la gala benéfica. Impulsados por el amor, los padres de un pequeño de cuatro años, enfermo de una de las llamadas enfermedades raras, habían movido cielos y montañas para, apelando a la solidaridad de propios y extraños, sumar céntimo a céntimo el dinero necesario que emitiera la tarjeta de embarque al  quirófano de la esperanza.
Alberto calzaba un 42  y la coreografía a ejecutar requería  pasos ligeros, coordinados, lo cual no hubiese sido muy complicado de no ser porque tenía que moverse sobre unos tacones… de aguja. Solo el corazón tan grande de Alberto podía actuar de antídoto ante la presión que sufrió en los ensayos y en el estreno de una pieza musical en clave de ja.
Alberto era hombre de zapatos anchos, de clanclas; a decir verdad, siempre que podía andaba descalzo; por eso trataba de mantener el suelo de su casa libre de pelusas y polvo pues le gustaba la vida libre pero aseada.

Al término del número, henchido de satisfacción por no haber terminado cuerpo a tierra, Alberto dejó que los dedos de sus pies se estiraran a gusto después de habitar en el mas férreo coselete. Suspiró con gusto y se preguntó cómo era posible que las mujeres pudieran aguantar aquel insoportable sufrimiento y que toda una industria que se alimentaba del mismo no tuviera entre sus prioridades a la hora del diseño, el bienestar femenino. Se admiró de la fortaleza de quien suele adornarse con calificativos como el de bello pero débil sexo. Se dijo, una vez mas, que no todo lo decible, por ende , es real y abriendo el grifo de agua caliente, echando un puñado de sal gorda, sumergió sus pies doloridos, diciéndose que al menos, en esta ocasión, el sacrificio merecía la pena. Todo sea por intentar hacer el bien, bien. Buena semana.



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