domingo, 25 de junio de 2017

Nº 206 .METAMORFOSIS

Daniel  descansó lo que la ola de calor permitía. A su lado, dormía, plácida, la mujer de sus sueños y de sus despertares.
Daniel transitó el día como si el mundo hubiera quedado mudo. Era una sensación que, de vez en vez, le acontecía. Entraba en una especie de trance aunque no pusiera los ojos en blanco, ni tuviera convulsiones, ni levitara. Simplemente no tenía ganas de oír.
Daniel realizó con eficacia sus obligaciones y disfrutó de sus devociones .Como hacía normalmente. Al menos en apariencia.
Daniel sabía que había llegado el momento que, recurrente, le indicaba un giro copernicano en su devenir.
Daniel recorrió los sitios habituales, pero sus pies andaban sin que él tuviera opción de mando. Conversó con quienes solía charlar aunque su voz le era ajena. Comió su comida favorita y el gusto harto familiar se le antojaba exótico.
Daniel se fue adormilando con la llegada del crepúsculo junto al cuerpo tantas veces recorrido y saboreado.
Daniel soñó esa noche con hilos de seda que le enrollaban hasta la momificación. Podía sentir de manera vívida cómo le atenaza la venda envolvente.
Daniel, paradójicamente estaba tranquilo. Experimentó la soportable levedad de su ser y supo que principiaba de otra forma.

Daniel descansó lo que la ola de calor permitía. A su lado, dormía plácida una hermosa mariposa. Al alba el sol de la mañana refulgió en las alas escamosas de dos lepidópteros  entrelazados. Buena semana. 

domingo, 18 de junio de 2017

205 INNECESARIO REGOMEYO: NO ES UN FAVOR, ES UN DERECHO.

Soraya vuelve a medir el largo de la estancia en la que permanece una hora sin que tenga noticias de lo que ocurre al otro lado de la puerta, cuyo acceso está restringido a todo personal ajeno al servicio. En su cabeza bulle un sinfín de pensamientos caóticos semejantes a ollas a presión a punto de estallar.
Soraya ha llevado a su padre al servicio de urgencias. El anciano no respira bien. El anciano no sabe que no respira bien. En los últimos tiempos ella ha sido su puente con el mundo aprendiendo a comprender lo que en los ajados labios sonaba de manera ininteligible y lo que expresaba con gestos y miradas Y ahora, el hombre no la tiene junto a él.
Soraya habla con la enfermera y le explica la situación del viejillo. La sanitaria, con el corazón en la mano, le permite permanecer junto al hombre, dejándole claro que se trata de un favor.
Soraya no está para discusiones y menos con una persona tan amable. Ella quiere tomar la mano delgada y arrugada y darle tres pequeños golpitos en la palma rememorando un lejano juego infantil que esconde entrañables complicidades.
Soraya necesita esforzarse en guardar silencio pues no ha hecho de la contención una seña de identidad. Se coloca junto a la camilla y, ajena al trasiego que pretende mitigar dolores, se enfoca en acompañar a su padre manteniendo el contacto visual, cuando los párpados se levantan, a modo de telón, y dejan ver un ver huidizo que desaparece en breves segundos, oculto tras un grueso cortinaje de piel.
Soraya pasa día y medio en aquel lugar de apremios. El oxígeno y la medicación han hecho su efecto positivo refrendado por placas y análisis. Se despide con agradecimiento del personal sanitario, feliz en el retorno a la rutina doméstica. Se siente afortunada por haber conseguido estar aquella interminable y prolongada jornada junto a su ser querido. ¡Qué gran favor le ha hecho la vida!- se dice agradecida a todo cuanto le rodea.
Soraya ignora que tiene derecho a asistir a su progenitor. Ignora que más allá de la buena voluntad, existe el artículo 9 de la Ley de Ordenación Sanitaria de su Comunidad Autónoma que le ampara.
Soraya, si desconoce una ley que contraviniera, habría de asumir que el desconocimiento de la ley no le exime de su cumplimiento. Y así, se le recordaría desde instancias varias. En cambio, si desconoce un derecho que le protege, no hay posibilidad de ejercerlo. Y, no hay una categoría laboral cuya función estribe en detectar dicha ignorancia, informar y facilitar su cumplimiento.
Soraya ignora la legalidad de lo que su sentido común sabe. De no ser así se hubiera evitado el regomeyo innecesario padecido, pues ya tenía bastante con digerir el imprevisto. Probablemente no es la única de todas las personas con las que se ha relacionado este día, incluida la de corazón generoso, que desconoce que no se trata de un favor, sino de un derecho.

 Enseñar esta distinción constituye la grandeza de la democracia. Buena semana.



domingo, 11 de junio de 2017

Nº 204 UN HOMBRE SENCILLO

Amancio es un hombre sencillo. Está parado ante una pantalla de considerable dimensión. Pertenece a una tienda que oferta atractivas novedades en las nuevas tecnologías. El macro televisor transmite un debate que enmudece al traspasar el cristal del expositor.
Amancio reconoce en la tertulia televisiva y mañanera el rostro de políticos nacionales; divertido, se entretiene anticipando sus gestos, adivinando su discurso, leyendo unos labios que se mueven entre el arrebato y la mal llevada contención. Parece un espectáculo de ventrílocuos.
Amancio no ha tenido nunca inclinación por la gestión pública. Pero admira a quienes se comprometen en hacer del bien común su objetivo laboral.
Amancio es portero de un bloque de viviendas. Heredó el puesto de su padre y sabe que con él acabará la tradición; sus hijos se han situado en otras ocupaciones lejanas de las de la atención constante a la comunidad que puebla el edificio , lugar de juegos de su infancia.
Amancio es un hombre sensato. Le gusta charlar con los inquilinos de los pisos de su vecindario. Se ha convertido en alguien entrañable para las distintas familias que día a día le encuentran en el rellano o por otros andurriales de las zonas comunes.Cuentan además con su eficacia para los espacios privados, con tan solo ir al portal y tocar en la puerta situada a la izquierda.
Amancio, esta mañana, se distrae del motivo que le ha llevado al centro comercial. No ha podido impedir picar en la carnada digital. Su mente, sabia tras haber resistido los vaivenes venidos a tsunamis, que la vida le brindó en dosis generosa, se pone a maquinar. Y a poco, aparecen algunas ideas que no son políticamente correctas pero que él siente que de aplicarse, otro gallo cantaría; y no desafinaría.
Amancio se viene arriba e imagina un pliegue de condiciones necesarias para que una persona ejerciera toda tarea política. Un documento en el que se estableciera el protocolo para representantes de distintos rangos en situaciones comunes al resto de la sociedad civil.
Amancio aprieta los labios, se rasca la frente con el dedo corazón e inicia la lectura virtual de aquel escrito. Según éste, la persona vinculada a la gestión pública se compromete a ser usuaria en urgencias, centros de salud y hospitales públicos, si enfermara, guardando el orden en la lista de espera requerida. Asimismo, ha de haber estudiado en colegios, institutos y universidades del Estado; en caso de tener descendencia el requisito se amplía a la prole. Y …….
Amancio interrumpe su creatividad humanista cuando recibe una llamada de su mujer, que se interesa por el recado que se suponía estaba realizando su esposo.
Amancio, tras el momento de euforia colectiva, retorna a su quehacer privado; regresa a su portal dispuesto a revisar las tuberías del 3º derecha. Hoy tendrá mucho que hacer para que la normalidad sea la norma en su lugar de trabajo. Sin estridencias, sin prisas pero sin pausas..Así contempla la vida, con la caja de herramientas en la mano y su saber estar. 
Amancio comprende que hay que saber y hay que estar. Buena semana.




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domingo, 4 de junio de 2017

Nº 203. ALEGRÍA … SERENIDAD

Elisa entra en el bingo. Se hace con cuatro cartones. Los despliega en la mesa que, generosa, los acoge.
Elisa centra su atención en los rectángulos con dígitos que, en modo Guadiana, aparecen y desaparecen a lo largo de los polígonos trocados en lotería.
Elisa nunca había estado en un lugar de esas características. No es una mujer de azares; más bien es de causas.
Elisa, hoy al pisar la calle, se dijo que haría algo nuevo. Algo que no concordara con su forma de ser. Algo que le enseñara otro modo de estar en la vida.
Elisa es una mujer de ciencias. Ha recibido premios a su labor investigadora. Es una mujer cuyo trabajo es reconocido. Pero hoy Elisa viste otra piel.
Elisa escudriña el local, el paisaje humano.Se siente parte de un ecosistema donde la sostenibilidad se redefine.
Elisa echará un par de horas en aquel gran salón sin ventanas. Con paredes que albergan grandes pantallas y una voz en off, femenina, que , cual sacerdotisa Hipatía, , desentraña los designios de la diosa Fortuna.
Elisa concluye su aventura. Ganó. Invirtió el premio .Perdió. Pero ella se siente triunfante. Ha sido otra, que también es ella. Sin algarabía ni desasosiego. Solo con alegría y serenidad. Buena semana.