domingo, 14 de febrero de 2016

POST MERIDIEM

Elías hundió la cuchara  sobre la porción, más bien generosa, de esponjosa tarta, que sería el colofón adecuado a un almuerzo entrañable. Se trataba de un pastel de zanahoria bañado con dulce de leche. Dulzura que no empalagaba. Era artesano. Estaba delicioso.
Cuando el  camarero le trajo el postre, Elías lo tomó sigiloso y alzándolo ligeramente practicó un curioso ritual que un amigo de la infancia le contara en un encuentro reciente; consistía en abrazar, acariciar las cosas con las que entraba en contacto y sentir su efecto, agradable o no, en su cuerpo. Tras este acercamiento táctil Elías se entregaba con tan buena predisposición que la sonrisa saltaba en cada una de sus palabras.
Justo cuando quedaba un trozo pequeño se produjo una sucesión de movimientos torpes que acabaron con la cucharilla en el suelo. Despiste, falta de atención, el viento del comienzo de la tarde invernal….el caso es que en ese instante Elías recordó su quincuagésimo primer cumpleaños. Se disponía a encender las dos velas con forma de dígitos cuando de manera inesperada e incomprensible el cinco rodó por la tarta hasta acabar en un lateral de la festiva mesa. El primer impulso fue restituirlo a su lugar, supuestamente natural. Sin embargo, su mano se detuvo al tiempo que su mente establecía una curiosas conexión entre el número caído y el que mantenía su posición. Militante del optimismo heterodoxo - como él se definía – interpretó dicha  casualidad como señal de una nueva oportunidad para reinventarse; y optó por festejar, a partir de ese momento, cada onomástica como  si iniciara una nueva vida, empeñándose en disfrutar de cada año con los ojos  de la infancia. Se dijo que sería algo así como su post meridiem vital

Transcurridas once celebraciones desde entonces,  Elías se acercaba con temor y deseo a dar la bienvenida a su segunda pubertad. Sin rubor alguno, tomó con los dedos  el confite con sabor a ambrosía y después rebañó el plato sin más ayuda que un diligente, como siempre, dedo corazón. Buena semana
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