domingo, 5 de enero de 2014

LO QUE OCURRE AL DOBLAR LA ESQUINA

Angustias tenía que recoger un traje verde en la tintorería esa tarde; también había quedado con su amiga Guacimara para hacer un quesillo. El encuentro tenía tanto de rito gastronómico como amistoso y se repetía periódicamente; en él se abonaba la planta de la lealtad sembrada tres décadas atrás. ¡Y cómo seguía creciendo!
Angustias había asumido el papel de pinche y así, alcanzaba a Guacimara la lata pequeña de leche condensada, igual cantidad de leche entera, seis huevos, la cáscara de medio limón rallado y el caramelo líquido que se convertía en el dulce lecho donde reposarían los ingredientes que, con el calor y el tiempo adecuados, terminarían por convertirse en un apetitoso postre.
Claro que Angustias podría haber ido a la tintorería antes de pasar por la casa de su colega. O tal vez las amigas hubieran tenido que comprar, esa misma tarde, los productos para hacer el confite, debido a lo apretado de sus respectivas agendas, con el consiguiente retraso de la cita repostera. Es posible que en vez de brillar  el sol, el día se despidiera con lluvia (lo cual era lo que se espera de todo invierno que se precie por  esa latitud) y como consecuencia Angustias hubiera tenido que coger el coche para reunirse con Guacimana en vez de,  como ocurrió, pasear tranquilamente coleccionando andares, tal como Cortázar abstraía orejas ambulantes. De igual forma, es verosímil que emulando a Mario Menkel, protagonista de “La importancia de las cosas” para quien “el trato personal se le antojaba una forma de multiplicar las ocasiones de meter la pata", Angustias no se hubiera parado a la salida de su hogar para charlar con el vecino de la casa de enfrente, interesándose por la salud de su esposa, Antonia, que padecía  una lumbalgia posesiva, reacia a abandonarla. Pero el caso es que sí habló con el anciano, despidiéndose con deseos de pronta recuperación para su mujer.

Así pues, Angustias llegó a casa de Guacimara, cumplió gustosa con la ceremonia del afecto y camino de la tintorería, bajo un cálido sol invernal, justo al doblar  la esquina, en ese preciso momento y lugar, se encontró con quien cambiaría el rumbo de su vida, se encontró con él ….. alguien  hermoso. Buena semana.





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