Angustias tenía que recoger un
traje verde en la tintorería esa tarde; también había quedado con su amiga
Guacimara para hacer un quesillo. El encuentro tenía tanto de rito gastronómico
como amistoso y se repetía periódicamente; en él se abonaba la planta de la
lealtad sembrada tres décadas atrás. ¡Y cómo seguía creciendo!
Angustias había asumido el papel
de pinche y así, alcanzaba a Guacimara la lata pequeña de leche condensada,
igual cantidad de leche entera, seis huevos, la cáscara de medio limón rallado
y el caramelo líquido que se convertía en el dulce lecho donde reposarían los
ingredientes que, con el calor y el tiempo adecuados, terminarían por
convertirse en un apetitoso postre.
Claro que Angustias podría haber
ido a la tintorería antes de pasar por la casa de su colega. O tal vez las
amigas hubieran tenido que comprar, esa misma tarde, los productos para hacer
el confite, debido a lo apretado de sus respectivas agendas, con el
consiguiente retraso de la cita repostera. Es posible que en vez de brillar el sol, el día se despidiera con lluvia (lo
cual era lo que se espera de todo invierno que se precie por esa latitud) y como consecuencia Angustias hubiera tenido que coger el coche para reunirse con Guacimana
en vez de, como ocurrió, pasear tranquilamente coleccionando andares, tal
como Cortázar abstraía orejas ambulantes. De igual forma, es verosímil que emulando a
Mario Menkel, protagonista de “La importancia de las cosas” para quien “el
trato personal se le antojaba una forma de multiplicar las ocasiones de meter
la pata", Angustias no se hubiera parado a la salida de su hogar para
charlar con el vecino de la casa de enfrente, interesándose por la salud de su
esposa, Antonia, que padecía una
lumbalgia posesiva, reacia a abandonarla. Pero el caso es que sí habló con el
anciano, despidiéndose con deseos de pronta recuperación para su mujer.
Así pues, Angustias llegó a casa
de Guacimara, cumplió gustosa con la ceremonia del afecto y camino de la
tintorería, bajo un cálido sol invernal, justo al doblar la esquina, en
ese preciso momento y lugar, se encontró con quien cambiaría el rumbo de su
vida, se encontró con él ….. alguien hermoso. Buena semana.
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