domingo, 9 de marzo de 2014

SI NO QUIERES QUE TE DUELA HAY QUE JUGAR ..... CON TACTO

Angustias paseaba por el casco histórico  de la ciudad que acompañó su nacer. Le gustaba recorrer esas calles en su presente, escenario de vivencias variopintas en su pasado y confiaba  que configuraran el paisaje de su futuro. Se detuvo ante el grupo de perros , de hierro fundido, entrañable seña de identidad urbana e insular. Formaba parte de un ritual no escrito, que la población infantil, y no tanto, se subiera a lomos de estos canes y dando alas a su imaginación, cabalgara apasionadamente. Ya se sabe que en la infancia basta ( o debería)  cualquier excusa para que no haya lastre que lisie el lance, pues el tiempo se disfraza ( o debería)  con los alegres atavíos del recreo. 
Desde la tierna edad, opinaba Angustias,  que  la vida parecía ser una constante sucesión de juegos. Recaló en los  que, voluntaria o forzadamente, había participado a lo largo de su andar y se dijo que ojalá todo fuera tan sencillo como acontecía antes del alumbramiento de la palabra; la época donde  el mundo gris, frío, rígido, solitario  e inmóvil era remplazado por el color, la calidez, la flexibilidad, la solidaridad y el movimiento.
Angustias apostaba porque el tiempo entre juegos, libres, compartidos y placenteros, compusieran las tramas que protagonizara su futuro (perfecto o imperfecto). Claro que cuando miraba la realidad noticiable, Angustias dudaba de la posibilidad real de ese porvenir lúdico anhelado y entendía la desesperación del filósofo Fernando  Savater que reflejaba en El jardín de las dudas  “ ante los optimistas, cuyo filósofo de cabecera es el señor Leibniz, que dicen que en este mundo todo está bien”. Pero también, como el pensador vasco, no era persona que se instalara en el bloqueo eternamente, sino que, escuchando a su corazón, a sus tripas y valiéndose de su materia gris, desatascaba las tuberías de la ilusión tupidas por toda sustancia dañina y pestilente que impedía la diversión como norma para la humanidad.  Angustias sabía que el bienestar humano solo admitía como  sistema de canalización sostenible el construido con los materiales extraídos en las minas de la paz y  socarronamente  le dio la razón al extravagante aforismo  “Solo cuando un mosquito se pose en tus testículos, te darás cuenta de que no todo se soluciona con violencia”. Así que a jugar ………con tacto. Buena semana.




No hay comentarios:

Publicar un comentario