domingo, 22 de marzo de 2015

EL ECLIPSE DEL EQUINOCCIO DE AQUELLA INOLVIDABLE PRIMAVERA

Angustias tomó su cuaderno, regalo entrañable y artesano, y escribió:

Serapio y Emilia se despertaron mas pronto de lo habitual para contemplar el eclipse. Se asomaron  a la azotea, con sus gafas negras como si de guardianes mafiosos se tratara o de vigías medievales apostados en las almenas en espera de inquietantes noticias. Sonreían con el gesto que da la sabiduría de los años cuando se rescata la ilusión de la niñez. Saludaban a los vecinos que salían a sus trabajos o llevaban a sus hijos al cole. Charlaban desde las alturas con dueños fieles y responsables  que  paseaban a sus canes envueltos en la brisa matutina. Era ese tipo de personas que se divertía con las cosas sencillas; tras haber llorado y reído en tantas jornadas, habían optado por “alargar el chicle” como decía Serapio. En ellos se cumplía aquello de que “la evolución les ha dado una capacidad de resiliencia natural” .  Nada hacía sospechar el sufrimiento que soportaron a sus espaldas, ahora mitigado por el barniz del recuerdo. Como botón de muestra, inimaginable sería pensar que Emilia hubo de acarrear a su bebé  sin vida desde un ambulatorio por una mala decisión médica, sola, en silencio, ahogada en llanto; eran otros tiempos y las lágrimas se bebían con la desgracia que parecía ser “el pan nuestro de cada día”. Sin embargo, llegaron otros momentos, nacieron otros hijos que a su vez convirtieron a la pareja,  ocasionales astrónomos aficionados, en abuelos. Serapio se jubiló pero continuaba cuidando de una pequeña finca. Emilia dejó atrás el tobogán de la menopausia y se dedicó a cultivar las semillas de sus deseos que mantuvo a buen recaudo mientras estuvo las veinticuatro horas al servicio de su familia., década tras década. Ahora que no tenían nada que hacer , era cuando mas hacían. Cada jornada disfrutaban de un nuevo e irrepetible día,  habían llegado una vez mas a otra estación y  había tanto que aprender………. Por la tarde subirían a las redes sociales  una foto que perpetuaría el momento en que, cual simpáticos sicilianos de la Cosa Nostra, se atrevieron a contemplar el sol en el eclipse del equinoccio de aquella  inolvidable primavera. Buena semana.




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