domingo, 26 de julio de 2015

TOMA UN CARAMELO CUANDO EMPIECES ALGO NUEVO

Aquella abuelita, arrugada como una pasa, parecía navegar en la mecedora que años atrás recibió como regalo de cumpleaños. Alisaba una y otra vez las piezas de ropa que en una palangana rectangular formaban una pirámide irregular. Esta tarea se había convertido en el centro de su quehacer y no había en el hogar, pequeña o mediana pieza textil que no pasara por aquellas manitas colonizadas por la artrosis.
Roberto recuerda una estampa fija :a  su abuela Pepa repasando cada centímetro de tela mientras charlaba con él; Roberto rememora que se había entrenado en calcular que su equipaje de deporte requería de cuatro horas de concienzudo planchado manual, nunca igualado, a sus ojos, por plancha alguna.
La abuela Pepa poco a poco fue despidiéndose del uso del lenguaje, ejercitándose en la práctica del idioma de la mirada; aun así en sus últimos años se estableció entre las dos generaciones, el vínculo de la compañía silenciosa, el de las pupilas cómplices, el del abrazo profundo, el de tantas enseñanzas que Roberto actualizaría en los años venideros.
La abuela Pepa le ayudó a contemplar el mundo desde la dulzura, la seguridad y la satisfacción. Robertito no levantaba medio metro de altura cuando se grabó en su corazón un sabio consejo que su mente mezcla con el sabor de la canela de la galleta que merendaba: toma un caramelo cuando inicies algo nuevo.
Roberto, ahora, a sus casi cuarenta años, está a punto de ser padre por primera vez; mientras se dirige con celeridad por los pasillos del hospital  rebusca en el bolsillo derecho de su chaqueta un caramelo de nata, de esos que se te pegan al paladar en cuyo envoltorio luce la silueta de una vaca sonriente. Roberto siente ternura, confianza y alegría ante la etapa que se inicia; y en alguna parte recóndita de sí mismo también siente como el miedo, desarmado, huye dando un portazo.Aun con la almibarada, canela y petrificada  golosina adherida al paladar, Roberto abre la puerta del paritorio susurrando Gracias, abuela. Buena semana.



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