domingo, 4 de septiembre de 2016

QUIERO SER ORIGINAL….Y UNA PORRA

Cathaysa daba vueltas al tenedor, distraída ante un plato de sabrosos macarrones que eran picoteados una y otra vez por el cubierto mareado. Se encontraba, desde tiempo atrás,  en lo que llamaba modo Vicente, esto es, iba a dónde iba la gente: si los vientos eran favorables, encaminaba su andar hacia la ilusión y el entusiasmo; en cambio si rolaban a tormenta, ahí estaba ella, sin paraguas ni chubasquero, empapándose de dolor y frustración. En cualquier caso, mostraba  conformidad con los demás. Sonreía al pensar que si el resto decidiera tirarse por una ventana, formaría parte, sin dudarlo, del escuadrón defenestrado.
Cathaysa dejó pasar el tiempo hasta que la comida se enfrió como sucede con las pasiones que acaban en el molino de la procrastinación. Decidió que, a pesar del verano con su manto de calor abrasador, en su interior no había hueco para lo gélido Se levantó y en su peregrinar hasta el fregadero recorrió el entorno de la cocina con un detenimiento inusual, modificando mentalmente el color, la textura y la disposición de los objetos que abarcaba su inusitada creativa mirada.
Cathaysa colocó el plato sobre su cabeza e inició una danza que tan pronto la llevó  al norte como al sur; al este como al oeste. Dejó que de su boca brotaran sonidos de distinto calibre sin más pretensión que la de jugar. Posicionó sus manos en gestos deslavazados y dirigió sus pies con pasos sin orden ni concierto. Con esta original coreografía danzó entre el mobiliario doméstico que asistió, espectador entregado, a la sonora caída de la troupe unipersonal, con todo su atrezzo.

Cathaysa comprobó que su estructura ósea seguía sin fracturas que pasaran facturas y con la inesperada mascarilla capilar hecha de canelones venidos a menos, nutriendo su melena, se levantó diciendo que había que dar la bienvenida a otro modo de licuar las horas. Sorteando los restos de la loza hecha añicos, se encaminó hacia  la despensa de la que extrajo una tableta de turrón que empezó a saborear a pesar de ser agosto, a pesar del calor, a pesar de que la cotidianidad oficial indicaría diciembre para su degustación. Con el paladar alquitranado por la masa dulzona de las almendras se dijo “Quiero ser original ….y una porra”. Buena semana.


2 comentarios:

  1. ¡Fantástico! Tú sí que eres original, Pilar. Un abrazo.

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    1. Gracias. ¡Ay, viva la inspiración, Inma!. Un abrazote para ti

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