domingo, 2 de abril de 2017

nº 194 VETE DE PASEO

Gilberto regresa renqueando de la partida diaria en el bar.  La edad parece  pasarle factura con generosa propina. El trayecto que anda y desanda, al tumbar la sombrita, no parece compensar las tres horas que pasa sentado en la mesa sin más movimiento que el de la lengua para comentar ,sarcástico y a gritos, la jugada de algún compañero.
Gilberto apenas oye. Hace años que chilla, a él y al mundo. Y tanto uno como otro están acostumbrados a relacionarse con un volumen alto debido a la intensidad de sus decibelios.
Gilberto, una noche, le da vueltas al tema de mejorar su caminar hasta que llega a una satisfactoria solución que pondrá en marcha la tarde siguiente. Y así entusiasmado, descansa sintiéndose Arquímedes en momento Eureka.
Gilberto termina la primera ronda de las cinco que suele jugar; está alegre por haber ganado y esta contentura le impulsa para salir del local e iniciar un pequeño paseo alrededor de un parque cercano. Lo recorre con parsimonia deteniéndose en detalles de la flora y la diminuta fauna que pueblan el lugar.
Gilberto regresa con las extremidades inferiores ágiles y el rostro pintado con el color del bienestar. Sus amigos le interrogan por su ausencia y él contesta que ha decidido que tras cada partida, se va a dar un paseo para estirar las piernas. El plan se ejecuta tal como estaba previsto y caminatas y asientos se persiguen como el sol y la luna.
Gilberto ha mejorado su tono vital con el cambio que estaba en sus manos – mejor dicho en sus pies – y una semana después, se encuentra a punto de entrar en el parque cuando se percata de que detrás de él, se ha formado una fila india cuyos miembros son los compañeros de la timba.
Gilberto se ríe mientras piensa que hasta ese momento nunca se había sentido líder y menos sin ordenar o adoctrinar a  rebeldes o crédulos acólitos. Avanza la marcha serpenteante de ancianos por aquel reducto verde urbano, sin comentar nada, pendiente cada uno de continuar el paso del que le precede, atento a sí mismo y contemplando lo que le rodea con otro sentido si bien los sentidos siguen siendo los mismos.

Gilberto se siente  ligero. Gilberto se sienta. La siguiente partida está por empezar. Buena semana..



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