domingo, 25 de junio de 2017

Nº 206 .METAMORFOSIS

Daniel  descansó lo que la ola de calor permitía. A su lado, dormía, plácida, la mujer de sus sueños y de sus despertares.
Daniel transitó el día como si el mundo hubiera quedado mudo. Era una sensación que, de vez en vez, le acontecía. Entraba en una especie de trance aunque no pusiera los ojos en blanco, ni tuviera convulsiones, ni levitara. Simplemente no tenía ganas de oír.
Daniel realizó con eficacia sus obligaciones y disfrutó de sus devociones .Como hacía normalmente. Al menos en apariencia.
Daniel sabía que había llegado el momento que, recurrente, le indicaba un giro copernicano en su devenir.
Daniel recorrió los sitios habituales, pero sus pies andaban sin que él tuviera opción de mando. Conversó con quienes solía charlar aunque su voz le era ajena. Comió su comida favorita y el gusto harto familiar se le antojaba exótico.
Daniel se fue adormilando con la llegada del crepúsculo junto al cuerpo tantas veces recorrido y saboreado.
Daniel soñó esa noche con hilos de seda que le enrollaban hasta la momificación. Podía sentir de manera vívida cómo le atenaza la venda envolvente.
Daniel, paradójicamente estaba tranquilo. Experimentó la soportable levedad de su ser y supo que principiaba de otra forma.

Daniel descansó lo que la ola de calor permitía. A su lado, dormía plácida una hermosa mariposa. Al alba el sol de la mañana refulgió en las alas escamosas de dos lepidópteros  entrelazados. Buena semana. 

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