domingo, 26 de octubre de 2014

EL EGOCÉNTRICO USO DEL REFLEXIVO Y LA PREPOSICIÓN EQUIVOCADA

Angustias saboreaba un trozo de aguacate con una pizca de sal mientras su hermana Leticia tomaba una tostada con aceite de oliva y tomate. Desayunaban juntas y Leticia comentaba que en la analítica rutinaria que se hacía cada año, el colesterol se había salido del redil; por esta razón había hecho acopio de lentejas, almendras, nueces, peras y té (rojo y negro) además de aguacates, tomates y aceite de oliva que tenían en ese momento en la mesa. Según se había informado eran los alimentos que contribuían a reducir el colesterol poco ético y Leticia, se dispuso a darles cobijo en su morada, alojándoles en la cocina.
Angustias se sentía cómoda en casa de su hermana .Era un espacio acogedor, luminoso y las flores ocupaban gran parte de un amplio balcón siempre engalanado. Compartir la primera comida del día era un ritual mensual. Ambas disfrutaban de esa hora en la que hacían una puesta a punto de lo que vivían.
Angustias cortó un aguacate cuyo tacto se le antojó excesivamente blando a pesar de que lucía una piel dura. Al abrir la fruta observó que estaba podrida. Solo esperaba que no se hubieran contagiado de la putrefacción el resto de sus compañeros que reposaban en una coqueta cesta de mimbre anaranjada. Mostró la carne flácida y marrón a Leticia quien, práctica como era, pensó en colocar el alimento inservible en un recodo del balcón donde solían posarse pájaros cantarines.-Si no vale para una cosa, servirá para otra- se dijo la mujer alegremente.
Angustias se maravillaba del sentido común de su hermana que le llevaba a contemplar la corriente de la vida con la pericia necesaria tanto para bañarse con sosiego, cuando el mar estaba echado, como para visualizar, desde puerto seguro,  el mar de fondo cuando había revoltura.
Angustias se quedó pensando en los verbos utilizados por Leticia en su solución ecológica ante la descomposición no deseada: VALER y SERVIR. Le resultó fácil establecer la conexión con el libro que últimamente acompañaba el parpadeo de sus pestañas, El Contrato Social de Jean Jacques Rousseau Se acordó del capítulo dedicado a la democracia donde el autor suizo del siglo XVIII afirmaba “Nada es tan peligroso como la influencia de los intereses privados en los negocios públicos. Pues hasta el abuso de las leyes por parte del gobierno es menos nocivo que la corrupción del legislador, consecuencia fatal de intereses particulares, pues estando el Estado alterado en su sustancia, toda reforma resulta imposible.”
Angustias repasando la actualidad política de su país deseó que el uso de aquellos verbos fuera acompañado de la preposición adecuada que favoreciera el bien común, esto es valer y servir a  lo público y no del triste y egoísta reflexivo valerse para servirse de lo público.
Angustias se preguntaba qué se podría hacer con los corruptos en la gestión política; se interrogaba si era posible prevenir la espuria apariencia que escondiera una moral muelle; si habría un espacio útil para la sociedad en el que tales cachanchanes dieran con sus huesos; y por último cómo era posible sacar provecho colectivo de todo este hedor inmoral.
Angustias tuvo mucho cuidado a la hora de elegir otro aguacate; sabía que siempre estaba la posibilidad de desayunar nueces, almendras, peras e incluso las denostadas lentejas; era cuestión de optar por lo sano; era  cuestión de elección. Buena semana.








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