domingo, 29 de enero de 2017

nº 185. A VER SI LE ENCONTRAMOS UN HOMBRE QUE LE DÉ SOMBRA

Clotilde y  su hija Dolores, toman café junto a sus amigas, en la playa de las Canteras. La madre está preocupada porque la niña, a pesar de estar en edad de casarse, no parece interesada por ninguno de los jóvenes de buena familia que habitualmente la cortejan.
Dolores está mustia. Apenas come. Suspira sin motivo. Y aunque no se rebela, se resiste a ser amable con los chicos que, por su condición social son los idóneos para mantener el estatus que, Guillermo, su padre, ha logrado alcanzar tras muchos años de arriesgadas apuestas empresariales.
Clotilde quiere encontrar el marido ideal para su hija. Es su obligación como madre, tal como hiciera la suya, que en paz descanse. Bien es verdad que con Guillermo no sintió nunca lo que le despertó aquel caballista pero a fin de cuentas, su esposo había sido un buen hombre; soso sí, pero noble; y le había proporcionado una posición holgada de la que se sentía satisfecha.
Su matrimonio había sido un contrato mercantil en el que ambas partes habían cumplido lo pactado. Solo quedaba casar a la niña, encontrar un hombre que le dé sombra. Y rápido pues no le agradó en absoluto el comentario de su amiga Elisa insinuando que cierto cambuyonero parecía estar muy cerca de donde la niña se hallaba. Hasta se le había visto a la salida de la misa del domingo en la iglesia de la Luz.

Se masca la tragedia. ¿Para quién? .Buena semana.


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