- ¡Juaniiiiiii..... mira a ver el código de este tanga ! - dijo la cajera enarbolando el triángulo para que fuera visible a su compañera que estaba atendiendo en la sesión de deportes, tres pasillos a la izquierda. Juani, si bien tenía buen oído, padecía una importante miopía que ella había decidido ignorar a favor de la estética por lo que se acercó a la caja trayendo un surtido de braguitas trianguladas de diversos colores y estampados entre los que destacaba el de leopardo y el playboyesco.
Angustias no sabía si el color de su cara había pasado de carmesí a marrón pero sí tenía claro que se podría freir un huevo en cada una de sus mejillas.Recordó la apuesta con sus amigas y se juró que la próxima vez se tragaría la lengua antes de hacer lo primero que le saliera del tálamo.
Por su parte, Juani experta en todo lo ponible explicó a Angustias y a toda la cola expectante que se había formado tras de sí, las ventajas y desventajas de la tela tapaverguenzas, sobre todo lo referido a la atención especial que requería el mantenimiento de una depilación regular y la familiarización con las tiranteces del atavío.
Angustias salió del comercio con la pequeña bolsa margullando en el sudor de sus manos , riendo y llorando a un mismo tiempo, mientras pensaba que todo intento requiere valentía en el aprendizaje de nuevas destrezas y en la adaptación a nuevas posiciones.Y así confirmó algo de lo que tenía un poco mas que una ligera sospecha: ella era una mujer valiente.Buena semana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario