Angustias se despertó somnolienta aquel domingo; ambos
(mujer y día teóricamente de asueto) estaban envueltos en una ligera bruma. La
zona se hallaba inmersa en una ola de calor y el viento del sur envolvía el
lugar con un tul terroso. Para lograr bajarse al mundo con cierta dignidad,
Angustias se dirigió a la piscina de la urbanización. Ese día debía
cruzar la mitad de la isla para recoger en el aeropuerto a unos colegas y
posteriormente acudir a una reunión de trabajo, a pesar de ser festivo. Su
familia estaba de vacaciones en Granada (a donde acudía cada año para estrechar
lazos familiares) y a ella le tocaba, una vez mas, retrasar el viaje a sus
raíces granadinas y lidiar en la negociación de un importante contrato para su
empresa. Angustias llegó a la zona ajardinada donde reinaba el rectángulo
líquido azulado, y notó algo inusual: era las 10 de la mañana y no había absolutamente
nadie en el recinto, no se oía sonido alguno y hasta el viento se había
ausentado. Aun medio dormida divisó los balcones que se alzaban en torno al
lugar y .... nada. Parecía como si el mundo hubiera desaparecido. Su mente
creativa, aunque aún coqueteando con Morfeo, armó una explicación que, dada su
configuración matemática, cuadrara las premisas de las que disponía:la
conclusión era que la vida se había acabado. Mejor dicho los seres vivos del
planeta, a excepción de ella, por una extraña razón, habían desaparecido en el
transcurso de la noche. Y el caso es que cada paso que daba confirmaba su
razonar: ni rastro de vida alguna, ni siquiera de la mas mísera.Siguiendo el
dictado de su temperamento moderado decidió darse un chapuzón (convencida de
ser la única superviviente de la Tierra) para afrontar la nueva
situación........... al menos mas fresquita. Haciendo gala de su formación
científica polivalente, mientras nadaba, estudiaba las consecuencias de su
hipótesis que consideraba casi verificada. Descansó tras cubrir 25 metros de
brazadas cuanto sintió un leve pinchazo en la mano derecha que echó por tierra
todas sus especulaciones, ahora ya definitivamente falseadas: una hormiga se
paseaba diligente por el dorso de su mano, a la búsqueda del alimento del
próximo invierno. La hormiga... la prueba que refutaba su teoría.........había
al menos otro ser vivo en aquella mañana en la que el mundo era brea licuada y
Angustias se había entregado, como solía, a dotar de emoción el mas anodino
momento; hacía tiempo que había descubierto esta manera de construir momentos
apetecibles, sobre todo cuando tenía que enfrentarse a instantes de máxima
tensión. Aplastó la hormiga, the end, de su película matinal, y con la firme
intención de arrostrar la jornada laboral, se repitió aquello aprendido en
cierto libro que afirmaba "donde termina el árido desierto, crece la verde
vegetación".Y allá se fue a transitar por el yermo erial para arribar,
segura, a un refrescante oasis.Buena semana.
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