domingo, 10 de noviembre de 2013

LA HORMIGA QUE REFUTÓ EL CATACLISMO

Angustias se despertó somnolienta aquel domingo; ambos (mujer y día teóricamente de asueto) estaban envueltos en una ligera bruma. La zona se hallaba inmersa en una ola de calor y el viento del sur envolvía el lugar con un tul terroso. Para lograr bajarse al mundo con cierta dignidad, Angustias se dirigió a la piscina de la urbanización. Ese día debía cruzar la mitad de la isla para recoger en el aeropuerto a unos colegas y posteriormente acudir a una reunión de trabajo, a pesar de ser festivo. Su familia estaba de vacaciones en Granada (a donde acudía cada año para estrechar lazos familiares) y a ella le tocaba, una vez mas, retrasar el viaje a sus raíces granadinas y lidiar en la negociación de un importante contrato para su empresa. Angustias llegó a la zona ajardinada donde reinaba el rectángulo líquido azulado, y notó algo inusual: era las 10 de la mañana y no había absolutamente nadie en el recinto, no se oía sonido alguno y hasta el viento se había ausentado. Aun medio dormida divisó los balcones que se alzaban en torno al lugar y .... nada. Parecía como si el mundo hubiera desaparecido. Su mente creativa, aunque aún coqueteando con Morfeo, armó una explicación que, dada su configuración matemática, cuadrara las premisas de las que disponía:la conclusión era que la vida se había acabado. Mejor dicho los seres vivos del planeta, a excepción de ella, por una extraña razón, habían desaparecido en el transcurso de la noche. Y el caso es que cada paso que daba confirmaba su razonar: ni rastro de vida alguna, ni siquiera de la mas mísera.Siguiendo el dictado de su temperamento moderado decidió darse un chapuzón (convencida de ser la única superviviente de la Tierra) para afrontar la nueva situación........... al menos mas fresquita. Haciendo gala de su formación científica polivalente, mientras nadaba, estudiaba las consecuencias de su hipótesis que consideraba casi verificada. Descansó tras cubrir 25 metros de brazadas cuanto sintió un leve pinchazo en la mano derecha que echó por tierra todas sus especulaciones, ahora ya definitivamente falseadas: una hormiga se paseaba diligente por el dorso de su mano, a la búsqueda del alimento del próximo invierno. La hormiga... la prueba que refutaba su teoría.........había al menos otro ser vivo en aquella mañana en la que el mundo era brea licuada y Angustias se había entregado, como solía, a dotar de emoción el mas anodino momento; hacía tiempo que había descubierto esta manera de construir momentos apetecibles, sobre todo cuando tenía que enfrentarse a instantes de máxima tensión. Aplastó la hormiga, the end, de su película matinal, y con la firme intención de arrostrar la jornada laboral, se repitió aquello aprendido en cierto libro que afirmaba "donde termina el árido desierto, crece la verde vegetación".Y allá se fue a transitar por el yermo erial para arribar, segura, a un refrescante oasis.Buena semana.





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