domingo, 10 de noviembre de 2013

LAS GAFAS INDOCROMIC EN LAS QUE VERNOS COMO UN REFLEJO SINCRONIZADO

Angustias desayunó mojando el pan de leña calentito y crujiente,untado de mantequilla amarilla y salada, en un café con leche, oscuro y humeante.Se preparaba para una nueva jornada laboral colocándose las lentillas y comprobando el mas que satisfactorio resultado final. Al contemplar la mirada de esos ojos oscuros y brillantes que le devolvía el espejo le vino a la cabeza cuando, de pequeña, sus padres decidieron apuntarse a la moda de las gafas indocromic, "lentes orgánicas que cambiaban de color de forma natural, bajo cualquier ambiente o intensidad de luz" según rezaba su definición.La preadolescente no tuvo nada que objetar al cambio estético visual pues su cabeza volaba por otros andurriales y así se encontró cierto día, sentada en su pupitre escolar con el rostro contenido en un marco de pasta marrón que albergaba los novedosos cristales de tan prometedoras expectativas cromáticas.
Principiaba la primavera y la mañana fue levantando una panza de burro, típica de la ciudad portuaria en la que habitaba, pero mas propia de los meses estivales, cuando Angustias encontró frente a sí unos ojos que la miraban de forma insistente; esa visión que la visionaba le generó un doble desasosiego porque guiada por una isomorfía engrandecida, cualquier expresión ocular suya se reproducía automáticamente de forma aumentativa, delante de sí. Pasó varias horas intentando esquivar esas pupilas inquisidoras que le presentaban en bandeja todos los interrogantes vitales posibles; qué cuándo, por qué, para qué, cómo..... eran raciones de un menú de degustación para el que Angustias no estaba preparada.¿O tal vez sí?; lidiaba contra esas pestañas cuyo parpadeo sumía a Angustias en inquietante oscuridad semejante a la bajada del telón de la última representación humana.El caso es que en vista de que esa máscara la perseguía y fiel al sentido práctico que ya despuntaba en su carácter y que se manifestaría mas adelante, si bien con sonadas intermitencias,decidió estudiar la cuestión científicamente, lo que para ella era pensar con seriedad.Con mas miedo del que podría reconocer conjurándolo con una observación pausada y dispuesta a entender qué espectro se le había adherido a su contemplar, ensayando el efecto de quitarse y ponerse las gafas, concluyó que lo que acontecía no era sino el reflejo de sus ojos, aumentado por las lentes y oscurecido por el efecto fotosensible de las mismas.Respiró confortada y en secreto pasó a aceptar tan fantasmal compañía según los vaivenes solares hasta que las gafas indocromic, como todas las modas, fueron pasado. ¡Hartita estaba Angustias de las dichosas gafas pero lo sufrió en silencio como otros padecen calladamente hemorroides. !
Angustias ya adulta sonríe cuando sale de casa sin el reverbero omnipresente de aquella época de la niñez en la que se tropezó de frente con la búsqueda del sentido de la vida. Sonríe también porque cuando se da de bruces con trasgos de la aflición, espantajos de la pena , cocos del suplicio, polichinelas del dolor, títeres del malaje y demás destructivas criaturas, recuerda que la solución está en buscar otras gafas.Buena semana.











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